In Sala de prensa

La gravedad del impacto sanitario derivado de la crisis de la Covid-19, con la consiguiente conmoción económica y social, ha desplazado de la primera línea de la agenda política y gubernamental la realidad de multitud de colectivos que, a su complicada realidad social, suman ahora la trágica coyuntura de la pandemia. En este sentido, el Día Nacional e Internacional del Orgullo LGTBI+ se ha desarrollado de forma un tanto atípica por las estrictas medidas de seguridad y distancia social que imponen las políticas de prevención para la contención de la expansión del coronavirus, lo que podría agravar la sensación de soledad de algunas personas e incluso potenciar su reticencia a visibilizarse por miedo al rechazo o el acoso.

En este contexto, el Consejo de la Juventud de la Comunidad de Madrid, al igual que otras organizaciones de índole juvenil, considera capital alzar la voz, ahora más que nunca, para reafirmar su compromiso y apoyo irrenunciable con la diversidad. Diversidad entendida como fuente de riqueza que guíe el devenir de las generaciones futuras para la plena normalización y equiparación de derechos y libertades en el conjunto de territorios y pueblos que conforman España. Diversidad entendida como referente para ayudar a otros países y sociedades a avanzar en el proceso de consolidación de derechos y aceptación social. Diversidad entendida, en definitiva, para sumar en la batalla por la concienciación.

En el caso de España, se trata, además, de una fecha especialmente señalada no sólo por la excepcional situación sobrevenida con la crisis sanitaria, sino porque conmemoramos el decimoquinto aniversario de la aprobación del matrimonio igualitario, cuya ley se promulgó definitivamente el 02 de julio de 2005. Un hecho histórico de gran simbolismo que nos convirtió en el tercer país del mundo en apostar decididamente por la igualdad, tras Países Bajos y Bélgica, y en el primero en avalar la adopción en igualdad de condiciones. Un hecho histórico que supuso un punto de inflexión tras décadas en las que cualquier tipo de realidad ajena a la cisheteronomativa se tildaba de peligrosa, escandalosa y se penaba con la cárcel o con la muerte. Un hecho histórico de esos que hacen más grande un país porque la pluralidad se convierte en seña de identidad.

No es un secreto que, en contextos turbulentos, de orden sanitario, económico y de gran afección social, la seguridad se convierte en un valor refugio. Por desgracia, eso suele ir vinculado con una devaluación significativa de la solidez y fortaleza de derechos y libertades fundamentales, con importantes retrocesos democráticos. Tal es el caso de países de nuestro entorno europeo como Polonia o Hungría, donde el Parlamento húngaro, por ejemplo, ha dado plenos poderes al ejecutivo de Viktor Orbán como pretexto frente al Covid19 y se ha aprovechado la coyuntura para impulsar leyes que restringen severamente derechos de colectivos como el transexual.

Asimismo, según la última encuesta social europea sobre diversidad, el 61% de las personas LGTBI+ en la UE tiene miedo de darse la mano en público. Paradójicamente, la UE fue la primera organización internacional en reconocer la orientación sexual como motivo de discriminación legal, pero es una muestra palmaria de que las grandes conquistas sociales no son para siempre, sino que conviene defenderlas con vehemencia y no darlas por sentado. Tal fue el propósito y el compromiso adoptados el pasado 17 de mayo con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia.

La situación europea es, sin embargo, anecdótica en perspectiva comparada con la dramática realidad para muchas de las personas del colectivo en terceros países. Según la Asociación Internacional de Gais, Lesbianas, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (ILGA), en el mundo hay todavía más de sesenta países donde la homosexualidad está penada con prisión o con la muerte (Arabia Saudí, Irán, Yemen, Sudán, Catar, Pakistán, entre otros). Asimismo, sólo 28 de los 194 países que integran la ONU avalan actualmente el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo.

Así las cosas, el Consejo de la Juventud de la Comunidad de Madrid, desde la experiencia de una Comunidad Autónoma que se ha convertido en todo un referente, nacional e internacional, para el colectivo, insta a seguir trabajando sin complacencias en aras de no experimentar retrocesos, no confundir derechos humanos con propaganda ni ideologías políticas concretas y abogar por seguir sumando esfuerzos para extender universalmente el derecho a ser feliz y amar libremente. En palabras de Marsha P. Johnson, transexual negra y figura de referencia del movimiento de liberación de los años 70 en EE.UU: “No pride for some of us without liberation for all of us”.

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