Justificación:
El derecho a la alimentación aparece ya en 1984 la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en su artículo 25, lo señala como un factor especial para garantizar el derecho a un nivel de vida adecuado que asegure la salud y el bienestar. Por esta razón, las administraciones públicas tienen el deber de garantizar este derecho.
No obstante, desde hace ya varias décadas, el incremento sostenido de la prevalencia de obesidad se ha convertido en un problema de primera magnitud en todo el mundo, y los jóvenes no constituyen una excepción. De acuerdo con los últimos estudios publicados, uno de cada tres españoles de entre 3 y 24 años tienen sobrepeso u obesidad.
En nuestra región, la situación no es mucho mejor; según datos de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación y la Universidad Complutense, la prevalencia de exceso de peso en la población infanto-juvenil madrileña se sitúa en torno al 27,23%, cifra que asciende al 35,17% si se trata de obesidad abdominal, la forma que más se asocia al incremento del riesgo cardiovascular. Además de las medidas antropométricas, estudios recientes aducen una tasa de sedentarismo que supera el 25% en la población infanto-juvenil madrileña, así como un gran consumo de productos procesados de bajo valor nutricional, especialmente en las franjas horarias de desayuno y merienda.
Como relata el estudio ALADINO, publicado anualmente por la Agencia Española de Sociedad Alimentaria y Nutrición (AESAN), la obesidad en nuestro país tiene un origen social que debemos conocer para hacer propuestas efectivas. Aquellos entornos familiares con ingresos inferiores a 18.000€ anuales presentan una prevalencia de obesidad significativamente mayor respecto a los de rentas superiores. Además, en esta situación de crisis los comedores sociales, organismos fundamentales que permiten que miles de personas en nuestro país accedan a menús. Estos están a menudo compuestos de alimentos no perecederos, debido a que es más fácil el almacenaje y transporte de este tipo de alimentos. Debido al repunte del número de personas que están en riesgo de pobreza, las organizaciones se están viendo saturadas y cerca del borde del colapso.
Resolución:
Por todo ello, desde el Consejo de la Juventud de la Comunidad de Madrid planteamos las siguientes medidas:
- Formación e implicación
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- Incluir explícitamente en el currículo académico una formación específica en nutrición y alimentación saludable, adaptada a las distintas etapas educativas, desde los colegios hasta los centros universitarios.
- Desarrollar talleres y programas destinados a la población joven, que profundicen en el conocimiento de la cocina y la gastronomía, enfocados a la adquisición de hábitos saludables de compra, preparación y consumo de alimentos con especial énfasis en los alimentos de temporada y de proximidad, aquellos con menor impacto ambiental.
- Impulsar iniciativas destinadas a la formación de los trabajadores en hábitos de alimentación saludable, así como concienciar sobre la importancia de la alimentación y su impacto en la calidad de vida.
- Acercar a la población joven de las grandes ciudades, concretamente al área metropolitana de Madrid, la realidad de sector primario, fomentando la participación de agricultores y ganaderos de la Comunidad de Madrid en encuentros, charlas y talleres formativos.
- Establecer una estrategia de política alimentaria clara, con metas realistas y objetivas, con el fin de reducir la prevalencia de sobrepeso y obesidad juvenil en la Comunidad de Madrid.
- Diseñar sistemas de evaluación que posibiliten un seguimiento de las metas mencionadas previamente, que sean además transparentes y accesibles para que la población pueda consultarlos.
- Crear consejos alimentarios, ya existentes en muchas ciudades de EE.UU. y Reino Unido, que estén integrados por representantes de las administraciones públicas, productores y distribuidores de alimentos, empresas de restauración colectiva, así como los agentes sociales, que faciliten la coordinación de los distintos actores para la consecución de los objetivos fijados.
- Fomentar el conocimiento sobre alergias e intolerancias, así como otras restricciones alimentarias.
- Oferta saludable
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- Disponer de herramientas que valoren el grado de cumplimiento de las recomendaciones de la estrategia NAOS en lo que respecta a los comedores y cafeterías de centros educativos, residencias universitarias, bibliotecas, centros deportivos y en el entorno laboral.
- Priorizar en los lugares mencionados la oferta de alimentos saludables, así como las materias primas locales, regionales y de temporada, frente a productos procesados, tanto en comedores como en cantinas, máquinas expendedoras, quioscos, etc.
- Impulsar la distribución gratuita de frutas y verduras, así como de agua potable, en los entornos educativos, con el fin de primar este tipo de alimentación a las meriendas y aperitivos hipercalóricos.
- Prohibir la venta, en los centros educativos no universitarios, de productos de bajo valor nutricional, ricos en harinas y grasas refinadas, azúcares libres y sal, de acuerdo con criterios técnicos y objetivos.
- Prohibir la publicidad en los centros docentes universitarios y no universitarios de alimentos ultra procesados y bebidas azucaradas hipercalóricas.
- Promover la producción de alimentos ecológicos en la CAM, aumentar la partida de los fondos LEADER de la PAC destinados a aquellas producciones con certificado ecológico y de tipo agroecológico.
- Extender la red de mercados de alimentos de proximidad a toda la CAM, para acercar y promover el consumo de productos de proximidad, mediante canales cortos de comercialización.
- Promover la disponibilidad de menús saludables seguros compatibles con dietas de exclusión debidas a una condición médica tanto en comedores como en cantinas, máquinas expendedoras y otros espacios similares.
- Equidad en el acceso
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- Elaborar programas destinados específicamente a la población joven más vulnerable y socialmente excluida, que suele quedar al margen de las campañas habituales de concienciación en centros educativos y laborales.
- Colaborar con las organizaciones del tercer sector con más experiencia en este ámbito, para impulsar iniciativas que impliquen a estos colectivos vulnerables, como pueden ser las campañas de comunicación dirigidas, catas de alimentos saludables, talleres de cocina saludable con alimentos de bajo coste, formación de compra en supermercados, etc.
Así mismo, colaborar con asociaciones de pacientes para fomentar el acceso de los jóvenes que conviven con restricciones alimentarias a una alimentación saludable y segura para ellos
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- Establecer convenios con empresas sociales y ONG que ofrecen catering saludables para personas en riesgo de exclusión social, como forma de acercar los hábitos saludables a esta población.
- Aumentar la financiación a diferentes ONG destinadas a comedores sociales:
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- Favoreciendo así que se tenga acceso a mayor diversidad de alimentos y se puedan elaborar menús más saludables.
- Permitiendo expandir el alcance a un mayor número de personas en situación de vulnerabilidad.
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